sábado, 3 de marzo de 2007


Guión, Producción y dirección: Jaime Espinosa
Fotografía: Carlos Ariel Marulanda, Ricardo Bustamante
Reparto: Lina Constanza López, Jorge Henao, Paulo Arcila, Paula Andrea Jiménez
Género: Ficción
Duración: 85 min.
Formato: 35 mm
AÑO: 2006

Contacto: Jaime César Espinosa
Manizales, Caldas. Móvil: (57) 301 440 66 39 / 310-5150455.
E mail: espinosa_bonilla_@hotmail.com / jaimecesar@une.net.co

Para conocer un poco más sobre el tema de la película visite:

http://www.wradio.com.co/entrevistasa.asp#

Sinopsis:
La memoria y el olvido son el termómetro de los sentimientos de una mujer que ama y vive con intensidad un romance por el cual abandona sus temores y al mismo tiempo se sumerge en la tensión entre sus recuerdos y el presente. A veces es mejor vivir el ahora en medio de la amnesia porque el pasado es un cajón lleno de miedos, esta parece ser la pauta que sigue Helena (Lina Constanza López), pero su lección final es la necesidad de reconocer ese pasado, ejercer el derecho a la memoria y rehacer aquellos momentos que la han dejado huérfana de esperanzas y sueños. Una búsqueda que emprende Helena y continuan dos hombres, Francisco, su esposo (Jorge Mario Henao) y Lukas (Paulo Arcilla), su amante que para entender a la mujer que amaron y perdieron logran hacer un sincero ejercicio de tolerancia de sus diferencias y rivalidades. Helena refleja el heroismo de todos los desarmados que se levantan cada día en medio de los escombros, el dolor y el miedo que ha dejado la violencia para continuar viviendo.

Ficha técnica:
Guión, Producciòn y Dirección:
Jaime César Espinosa Bonilla

Reparto:
Lina Constanza López: Helena
Jorge Mario Henao: Francisco
Paulo Arcila: Lukas
Paula Andrea Jiménez: Helena joven
Ricardo Barbosa: Martín
Augusto Muñoz: Perseguidor
Sarita Vélez Mejía: Helena niña
Manuel Fernando Jiménez: Administrador del hotel
Gerardo Quintero: Botones
Pablo Andrés Monje Ángel: Doctor Ramírez
Uriel García: Sicario
Santiago Gómez: Chico 1
César Ricardo Gutiérrez: Chico 2
Catalina Gallo: Chica del parador
Rogelio Nieto: Esposo
Miguel Mina: Conductor S26
Juan Pablo Arias: Matón 1
Luis Evelio Henao: Matón 2
Sebastián Santa: Matón 3
Carlos Ariel Marulanda: Matón 4
Ricardo Bustamante Echeverry: Extra en el bar
Álvaro Gómez: Extra en el bar
Ana Esther García Molina: Extra en el parador
Eliana del Rosario Herrera Huérfano: Extra en el parador

Asistencia de dirección: María Andrea Gómez Gómez
Jefe de Producción: Ana Esther García Molina
Producción de Campo: Gloria Lucía Jaramillo
Asistente de Producción: Natalia Forero Mejía
Asistente de Preproducción: Diana Clemencia Marín, Diana Milena Correa
Dirección de fotografía: Carlos Ariel Marulanda & Ricardo Bustamante Echeverri
Asistente de fotografía: Mauricio Cardona
Cámara: Diana María Zuluaga Restrepo
Sonido directo y Diseño Sonoro: Pablo Andrés Monje Ángel
Diseño de producción: Catalina Giraldo Vélez
Asistentes de Arte: Wilfredo Amaya, Dagoberto Serna, Julián Mora
Maquillaje y peinados: Eliana del Rosario Herrera Huérfano
Asistencia General: Paula I. Valencia
Web: Diana Isabel Ocampo
Impresos: Andrés Mauricio López
Logo: Juan Pablo Giraldo
Diarios de Helena: Carolina Urbano, María Andrea Gómez, Eliana del Rosario Herrera Huérfano
Prensa: Eliana del Rosario Herrera Huérfano
Foto fija: Federico Ríos Escobar, Iván Becerra
Mercadeo: William Mauricio Marín
Armero: Uriel García
Construcción de Ambientación: Álvaro Gómez, Nicolás Zapata Morales

Artistas Foley:
Paulo Arcila
Luis Loaiza Zuluaga

Grabación Audio estudio:
Gustavo Andrés Aguirre

Música original:
Fabio Miguel Fuentes Hernández

Cuarteto de cuerdas:
Fabricio Reyes: Violín
Guillermo Gómez: Violín
Cesar Augusto Sánchez: Violonchelo
Miguel Flechas: Viola

Músicos e interprepes:
Agustín Castro: Saxo Barítono
Jeny Paola Moreno: Voz “El son que viaja”-
Uberney Cristancho: Voz “Yo que te creía”
Fabio Miguel Fuentes Hernández: Voz “A veces”
Jaime Jaramillo: Sólo guitarra “Yo que te creía” y bajo eléctrico
Raúl Madrid: Sólo tiple y guitarra “1985”
Uriel Marín: Percusión
Carlos Olarte: Contrabajo
Marina Gonzáles: Piano acústico
Efraín Morales: Piano eléctrico
Luis Pulido: Flauta piccolo
Francisco Javier Casas: Coros
Fabio Miguel Fuentes Hernández: Coros
Jovani Betancur: Flauta
Juan Carlos Valencia: Trompeta
Leonardo Marulanda: Trombón
Lácides Romero: Acordeón

Música electroacústica
Grupo OZONO
Dirección: Fabio Miguel Fuentes Hernández
Violonchelo: Cesar Augusto Sánchez
Violín: Guillermo Gómez
Sintetizador Análogo-procesador: Sergio Gutiérrez
Sonido Ozono: Nelson Andrade

Obras electroacústicas:
(Apartes)
“Ballenas” (asecho y arpones)
“Air and Fantasy”
“Talas”
“Contaminación y Reciclaje”
“Caja negra”

Obras acústicas:
“Amazonas” - “Orquesta de Cámara de Caldas”
“Vals” (Obra segmentos) – “Orquesta Sinfónica del Valle”
Tema “Rompe la Niebla” “Charanga de la candela”
“Vida mía” Tango. Compositor Julio Ernesto Márquez
“Danza” Grupo: “TEIPUS” Compositor. Enrique Fuentes
“1985” Fabio Miguel Fuentes Hernández

Producción musical:
Francisco Javier Casas
Fabio Miguel Fuentes Hernández

Sonido:
Estudio Sonido: Plasma Producciones, Manizales
Mezcla :Sonido Comercial y Publicitario
Edición: Diana María Zuluaga Restrepo
Corrección de color y supervisión de postproducción
Ricardo Bustamante Echeverry

Laboratorio:
Cinecolor Argentina

Corte de negativo:
Daniel Garin - Jorge Andresson
Last Cut Films Argentina.



EL DERECHO A LA MEMORIA
Por: Iván Cepeda Castro y Claudia Girón Ortiz
Fundación Manuel Cepeda Vargas.

La amnesia de la sociedad colombiana contemporánea tiene su sustrato histórico en el vació temporal de la conciencia individual y colectiva que surge de una circunstancia contradictoria: mientras el vertiginoso desarrollo material de los últimos cincuenta años ha transformado y prácticamente destruido de raíz el entorno físico, por otra parte, las relaciones sociales, las costumbres políticas y las modalidades de ejercicio del poder han permanecido siendo en esencia las mismas del siglo pasado. De tal suerte que tanto la mutación radical del mundo físico -que impide el reconocimiento perceptivo del pasado-, como la inmutabilidad de los nexos sociales -que destemporaliza la existencia y destruye el sentido de la historia como facultad cognoscitiva- han sido factores favorables para una precaria comprensión y una experiencia débil del pasado.

A ese sustrato histórico hay que añadir las técnicas del olvido. De un lado existe una abierta disociación entre la vida de la sociedad y los ritos e imágenes que hacen parte de lo que podemos denominar la iconografía oficial; disociación que fomenta, en última instancia, el desconocimiento e incluso el rechazo hacia la apropiación creativa de la historia. De esta forma, pareciera que en Colombia los ritos de la memoria son preservados celosamente (el calendario está repleto de fiestas patrias o religiosas, las plazas colmadas de bustos de olvidados personajes insignes, los actos públicos acompañados infaliblemente por los símbolos nacionales) pero en realidad, la relación práctica que se establece con esas imágenes y ceremonias en la vida cotidiana es de carácter formal, pues los vínculos que debieran ligar el significante y lo que pretende ser significado nos revela, por el contrario, que en esos rituales no nos sentimos identificados y que no hallamos en ellos la plenitud del pasado. Junto a esa iconografía tradicional tenemos ahora, además, los efectos de la cultura "light", la cual ejerce un rol amortiguador y distractor de la tragedia que se vive todos los días. La justificación pública de esta modalidad de diversión comercializada se hace por medio del pretexto de que los consumidores tengan acceso a "otras realidades" y así puedan aligerar el peso tanto de la rutina como de las noticias que muestran la sombría realidad. De esta manera, la vanalización de la vida parece una necesidad experimentada desde la propia dinámica que crea el orden social existente, el cual establece, asimismo, una forma particular de considerar el tiempo y el espacio en el que vale sólo "vivir al día" para sobrellevar la angustia de un futuro incierto en el que nadie sabe qué le espera al país. Ese presente hipotecado a las necesidades inmediatas tampoco permite que haya tiempo para elaborar y sentir una concepción real del pasado.

En este contexto de técnicas del olvido entonces, las estrategias específicas encaminadas a desvirtuar el sentido de los derechos humanos y a borrar de la memoria cualquier vestigio de los delitos de lesa humanidad cometidos aparecen como políticas normales e incluso plausibles.

Ante las técnicas del olvido la memoria debe plantearse, en consecuencia, no sólo como una dimensión cultural necesaria, sino a la vez como un legítimo derecho individual y colectivo reconocido jurídicamente y, por ello, tratado como cualquier otro derecho fundamental. "Toda persona o comunidad tiene derecho a la memoria, a recordar y ser recordada sin distingos ni discriminaciones de ningún tipo", así debería ser enunciado.

El derecho a la memoria es equivalente al derecho a entender y elaborar el pasado. Se trata de la posibilidad de reconocimiento de la temporalidad humana como condición existencial, pues la memoria es el ámbito en el que podemos rescatar el pasado como eje referencial de la vida. La memoria es, por lo tanto, un horizonte de sentido, fuente de respuestas y actitudes concretas frente a preguntas que inquietan al ser humano desde el fondo de su fuero interno: la incógnita de los orígenes, las identidades y las historias. Esa función orientadora aparece con claridad en la esfera de las relaciones sociales, en la de los vínculos que establecen entre sí los seres humanos. Allí la memoria contribuye en tres campos esenciales. En primer lugar, la reconstrucción del pasado es indispensable en sentido ético. Toda elaboración axiológica implica la dimensión temporal del juicio moral de cara hacia el pasado, ya como consideración de la experiencia práctica pretérita, ya como la reminiscencia de la norma, la ley o la escala de valores aceptada. En segunda instancia, la memoria posee también un sentido político al afianzar la conciencia de pertenencia a la comunidad y su historia compartida. Por último, la memoria es insoslayable en el campo de la justicia, pues del conocimiento de la verdad del delito, de su difusión pública y de la preservación del recuerdo de la víctima depende en alto grado que la impunidad no se prolongue indefinidamente en el tiempo. En este sentido, el derecho a la memoria trasciende los límites de la vida en términos biológicos y hace parte de los derechos que continúa teniendo el individuo después de su muerte. Esto último se hace patente en el campo de las violaciones al derecho a la vida, porque la víctima, sus familiares, amigos y en general la sociedad poseen derechos que atañen al momento posterior a la muerte: el derecho a homenajear a la persona en el momento de su muerte de forma justa y digna (Antígona), el derecho al duelo y el derecho a ser objeto y sujeto de memoria, es decir, a recordar y a ser recordado. Por eso el Estado debe proteger los derechos que van más allá de la muerte física, y la justicia reparar el daño que contra ellos se ejerza.

El derecho a la memoria es también un derecho colectivo, pues los pueblos y comunidades deben tener la opción de sembrar y conservar su memoria histórica. Más aún en la actualidad, cuando esta opción se presenta, ante los efectos más negativos de la globalización (los procesos que tienden a masificar y homogenizar las culturas locales a través del mercado) como una forma de resistencia y de búsqueda de caminos alternativos de desarrollo.
Lina constanza López (Helena)
Ingeniera civil con 16 años de experiencia como actriz. Nace el 5 de Noviembre de 1972 en la ciudad de Manizales. Fue directora del taller de teatro de la Universidad de Caldas durante el año 2002. Para video ha protagonizado el cortometraje “ Agosto desgraciado”, y el mediometraje “Letanias” producidos por la Universidad de Manizales.
Montajes teatrales como actriz :
Con el grupo de Teatro Salamandra de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales: Fuera de orden - estrenada en 1994 -, La Pensión - estrenada en 1996 -, la historia de un saltimbanqui- estrenada en 1995, Jardín de Pulpos - estrenada en 1998 -, La Historia del Soldado – estrenada en julio del 2002 -.

Jorge Mario Henao (Francisco)
Es el más veterano en el reparto. Este psicologo de la Universidad de Manizales nació el 28 de agosto de 1969 y desde hace más de 18 años esta dedicado a la actuación y la dirección teatral. Esta experiencia fue de gran valor apoyando a Jaime César Espinosa, el drector, en el proceso de construcción de los personajes de la película.
Montajes teatrales como director
Con el grupo de Teatro Salamandra de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales: Fuera de orden - estrenada en 1994 -, Sonata de la Indiferencia - 1995 -, La Pensión - estrenada en 1996 - Jardín de Pulpos - estrenada en 1998 -, Devórame otra vez - estrenada en 1999 -, Territorios del Dolor - estrenada en junio del 2000 -, Gestos para nada y La Marmota - estrenada en junio del 2000 -, La Tiniebla - estrenada en septiembre del 2000 -, La Historia del Soldado – estrenada en julio del 2002 -, Historias para ser contadas – estrenada en octubre del 2002 -.

Montajes teatrales como actor
Con el grupo Teatro Escuela Sátira: Un actor en busca de oficio - estrenada en 1986 -, Homo Sapiens - estrenada en 1988 -, Calígula - estrenada en 1989 -, El Talón de Aquiles - estrenada en 1990 -
Con el grupo Teatro Popular Manizales: Juegos Dolorosos – estrenada en 1990-, Espejo Quinquifidus – estrenada en 1992 -
Con el Colectivo La Rendija: La Secreta Obscenidad de Cada Día - estrenada en 1999 -
Con el grupo de Teatro Salamandra de la Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales: La Tiniebla - estrenada en septiembre del 2000-
Director y fundador del grupo de Teatro Salamandra, Universidad Nacional de Colombia Sede Manizales, desde septiembre de 1992. Actual
Paulo César Arcila (lukas)
licenciado en Artes Escenicas de la Universidad de Caldas, tiene 29 y es tenor del taller de opera de la Univeridad de Caldas.
Ha protagonizado dos cortometrajes producidos por la Universidad de Manizales “No se lo digas a andie” y “Pablo calamidades”


Jaime César Espinosa Bonilla
Currículo
· Comunicador social – Periodista. Universidad del Valle 1995
· Realizador de Televisión Educativa Centro de Producción de Materiales educativos.
· Vicerrectoría de Extensión Universidad del Valle (1995 - 1997)
· Finalista Concurso Nacional de Documental Colcultura con “Vida de Estrella, o la historia de una mujer común y corriente” (1996)
· Estudios de postgrado Especialización de Prácticas Audiovisuales. Universidad del Valle (1997)
· Ganador “Premio Jorge Isaacs de autores vallecaucanos” categoría guión con “Sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota” (1997)
· Director cortometraje “Pinceladas de una obsesión carmín”
· Director documental “Profesión peligro” para la serie “Te veo joven” (1997)
· Guionista, productor, director y editor del mediometraje “Sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota”. 1997.
· Director asistente, Serie documental “Tierra Posible”. Ministerio de educación y arquidiócesis de Cali (1997)
· Docente y Director del estudio de televisión. Universidad de Manizales (1998 a 1999)
· Docente y Coordinador del Centro de Medios. Universidad Católica Popular del Risaralda (1999-2001)
· Asesor en sistemas de Edición No Lineal Apple. Microtrón Ltda. (Desde 1999)
· Guionista, productor, director y editor del largometraje “Helena”. (2002)
· Profesor de tiempo completo núcleo de Imagen Móvil. Departamento de Diseño Visual de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas. (Desde 2002)
· Catedrático de Medios Audiovisuales. Programa de gestión cultural y comunicativa. Universidad Nacional de Colombia sede Manizales. (Desde 2004)
· Coordinador académico regional, tallerista de Producción y Montaje taller de formación cinematográfica Imaginando Nuestra Imagen Manizales . Dirección de Cinematografía, Ministerio de Cultura (2003, 2004 y 2005)
Jaime César Espinosa Bonilla
Currículo
· Comunicador social – Periodista. Universidad del Valle 1995
· Realizador de Televisión Educativa Centro de Producción de Materiales educativos.
· Vicerrectoría de Extensión Universidad del Valle (1995 - 1997)
· Finalista Concurso Nacional de Documental Colcultura con “Vida de Estrella, o la historia de una mujer común y corriente” (1996)
· Estudios de postgrado Especialización de Prácticas Audiovisuales. Universidad del Valle (1997)
· Ganador “Premio Jorge Isaacs de autores vallecaucanos” categoría guión con “Sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota” (1997)
· Director cortometraje “Pinceladas de una obsesión carmín”
· Director documental “Profesión peligro” para la serie “Te veo joven” (1997)
· Guionista, productor, director y editor del mediometraje “Sin mi pregunta a ciegas, sin mi respuesta rota”. 1997.
· Director asistente, Serie documental “Tierra Posible”. Ministerio de educación y arquidiócesis de Cali (1997)
· Docente y Director del estudio de televisión. Universidad de Manizales (1998 a 1999)
· Docente y Coordinador del Centro de Medios. Universidad Católica Popular del Risaralda (1999-2001)
· Asesor en sistemas de Edición No Lineal Apple. Microtrón Ltda. (Desde 1999)
· Guionista, productor, director y editor del largometraje “Helena”. (2002)
· Profesor de tiempo completo núcleo de Imagen Móvil. Departamento de Diseño Visual de la Facultad de Artes y Humanidades de la Universidad de Caldas. (Desde 2002)
· Catedrático de Medios Audiovisuales. Programa de gestión cultural y comunicativa. Universidad Nacional de Colombia sede Manizales. (Desde 2004)
· Coordinador académico regional, tallerista de Producción y Montaje taller de formación cinematográfica Imaginando Nuestra Imagen Manizales . Dirección de Cinematografía, Ministerio de Cultura (2003, 2004 y 2005)


El vacío de Helena
Wilson Escobar Ramírez. Papel Salmón, periódico La Patria abril de 2006

Todas las historias que narra el cine son historias de amor. Todas las historias que narra el cine colombiano son historias de amor y de violencia.

Helena, dirigida por Jaime César Espinosa Bonilla, se inscribe en esta tradición de la que bebe el cine criollo desde su etapa fundacional y que se ha acentuado en las últimas tres décadas con producciones tan disímiles en el tratamiento de la ficción, la calidad y los presupuestos como Cóndores no entierran todos los días, Pisingaña, Edipo Alcalde, María Cano, Técnicas de duelo, Rosario Tijeras, La Vendedora de Rosas, El Rey, y tantas otras más que han hurgado en esa memoria tan próxima como lejana.

Helena, una mujer que huye de un pasado de violencia y se enfrenta al amor divido entre dos hombres, es el punto de inicio de esta historia, cuyo eje narrativo es el diario personal que, tras la muerte de la joven, une a esposo y amante en la nostalgia del amor.

Jaime César Espinosa echa mano del talento local, con experiencia en las tablas, para poner en escena un guión que se antoja sólido en su estructura, sin fisuras aparentes y con un atributo mayor: el no pertenecer a una especie de modelo de representación que ha venido construyendo el cine colombiano con personajes estereotipados (el drogadicto-narco-sicario, el policía corrupto, el abogado “paracaidista”, la prostituta con “pistola, espejito y labial”…) y la porno-miseria de los pretendidos escenarios naturales (el barrio marginal, el hacinamiento de la cárcel, la fonda fatal, la plaza del duelo garciamarquiano…).

Algunos de estos lugares comunes aparecen en Helena (drogas, prostitución, sicariato) despojados del burdo estereotipo y más como referentes ficcionales que se leen desde un diario. Espinosa pone en primer plano narrativo la fuerza del amor con la violencia como telón de fondo, al modo en que Renais lo instauró con Hiroshima mon amour (1959). Aquí la violencia está elipsada, por fuera de cuadro; la muerte, como buena parte del material, está desdramatizada, una apuesta que le sienta bien al estilo narrativo aunque le resta fuerza a las tensiones propias de un triángulo amoroso y de unos personajes con un pasado oscuro.

Los personajes están construidos con los pliegues psicológicos mínimos, aunque muchos de sus diálogos pertenecen más al mundo de la literatura que al de la escena. Allí, en escena, sí resulta bien librado el imaginario de una Manizales paisajística, con los contrastes arquitectónicos, sus noches calmas y sus historias secretas de bares y cantinas. La fotografía de la ciudad, con sus vicios y virtudes, contribuye al ritmo y la atmósfera de azar y de vacío que atraviesa la historia. Al fin y al cabo Helena, como en La Vorágine, jugó su corazón al azar y se lo ganó la violencia.
Proyectos en marcha
Cortometraje Ganador en la V convocatoria del Fondo para el Desarrrollo Cinematográfico (2005)

Largometraje en Desarrrollo. Guión Carolina Rosa Guerra Ariza - Dirección Jaiem César Espinosa


Prensa
Detrás de cámara entrevista Noticias RCN lunes 5 de marzo 7:00 pm